No imaginamos que ser nuestro propio cliente iba a ser tan complicado ni tan divertido.
El hecho de conocer todas las posibilidades y de gustarnos tantas opciones ha convertido el proceso de elegir y descartar en un suplicio. Eso si… lo hemos disfrutado de lo lindo.
Por fin llegó el momento de dar una imagen al mundo exterior. Salimos a la calle y nos ofrecemos al viandante. La ocasión merece tanto mimo como el que seamos capaces de darle. No en vano nuestro local será una prolongación de nosotros mismos, donde trabajar y recibir a gusto y que hable de nosotros sin palabras, sólo con sensaciones. El resultado nos satisface plenamente y queremos compartirlo con vosotros.
Los usos anteriores del local requerían un borrón y cuenta nueva y contábamos con un plazo y presupuesto bastante ajustados de modo que los estudios previos fueron fundamentales. Desde el principio tuvimos clara la distribución y los materiales que íbamos a utilizar, huyendo de una estética sobrecargada con demasiada variedad de acabados nos centramos en la madera, los tonos blanco, café, antracita y la pared jefa de la sala, la doble altura en verde (este si que nos costó elegirlo… había muchos candidatos).
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos.