Esta cocina estaba bien. En un estado razonable y operativa. Sin embargo no le aportaba a su dueño emoción alguna. La cocina es para muchos un lugar sagrado donde se alimenta a los seres queridos y se pasan muchas horas de cocinado y sobremesa.
En esta ocasión nuestro cliente le quiso pedir más al espacio que tenía. Quiso algo especial, acogedor, luminoso, divertido y elegante a la vez y por encima de todo súper funcional y bello.
Así nos pusimos manos a la obra conjugando los materiales que había que conservar con los nuevos y optamos por un suelo de Hisbalit rompedor que marcara claramente el contraste entre zonas de estar y zona de cocinar. Con Mobiliario Santos, encimera Vancouver de Cosentino, fregadero y grifería en acabado color cobre, luminarias de Vibia y un panelado acústico en la zona de la península… el resultado no deja indiferente.
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