Qué privilegio poder destinar un gran espacio bien luminoso para esta estancia. Estas cocinas dan un resultado increible. Se convierten en un lugar de reunión permanente y actúan como entrada de luz al resto de la vivienda.

Para potenciar esta luminosidad se eligieron materiales claros y cálidos. Un suelo tono arena conjuga a la perfección con la veta dorada de la encimera y las puertas laminadas en blanco bríllo reberberan la luz multiplicándola. Como contrapunto los muebles de la isla (¿quién no quiere una isla?), en madera, le aporta una calidez que se ve reforzada con la elección de la lámpara y los estores en fibras naturales.

La distribución es súper práctica. Una encimera de cocinado y lavado, una isla para el trabajo con su mesa de apoyo junto a la ventana y todo un frente de módulos altos que resuelve neveras, horno y microondas y todo el almacenamiento que puede necesitar una vivienda. Práctica, estética… y muy luminosa.